procesos de cambio emma trilles

Procesos de cambio. Yo te admiro y tú, ¿te desprecias?

procesos de cambio emma trillesHoy, quería retomar mis relatos sobre procesos de cambio que vivo diariamente en la consulta ya que pienso que a alguno de vosotros, quizás, os pueda ayudar. En este caso, os quiero hablar de la historia de Enrique. Él, tras contactar conmigo en numerosas ocasiones, siempre por mail, finalmente se decidió a coger cita. Solamente leyendo con detalle, y entrelineas, cada uno de sus emails, podías detectar que se trataba de un hombre sensible y con una autoestima baja; no se expresaba con firmeza, se autoculpaba, se disculpaba por todo,…

En aquella primera sesión, cuando sonó el timbre, al abrir la puerta me encontré con un hombre cabizbajo, de unos cuarenta años, que rehuía la mirada y, me imagino, que debió pensar “qué estoy haciendo aquí, me quiero ir”; su desasosiego era palpable.

Ya en la sala, de un modo cauteloso empezó a ponerme en antecedentes. Conforme me iba hablando, más me iba sorprendiendo. Durante la primera media hora solo me trasmitía cosas “a priori” buenas de su vida; emprendedor y con una empresa consolidada que funcionaba muy bien, Enrique vivía en una localidad en la que era reconocido por su éxito profesional y admirado por dar trabajo a muchas personas del lugar. Respecto de su situación familiar, Enrique llevaba 18 años casado con una mujer a la que quería mucho y tenía dos hijas; con el resto de su familia se llevaba muy bien; en general, todos gozaban también de buena salud y no parecía que existiera ningún problema grave. Enrique tenía una vida completa también a nivel de hobbys, le encantaban las motos y la caza y, cuando podía, se organizaba para desconectar practicando estas actividades. Llegado a este punto, podríamos pensar, ¿qué le ocurre a Enrique?

Buscando el origen

 

Enrique no era feliz con su vida. ¿Cómo puede ser? Salud, dinero, amor, trabajo, amigos e ¿infelicidad? Aún recuerdo cuando me miró y me dijo “me siento infeliz y no sé por qué”. Sin duda, ese era el principio del hilo de la madeja que tenía que desenmarañar para poner en marcha la transición, los procesos de cambio.

Como en la mayoría de casos de similares características, lo ocurrido durante la infancia deja marca ya que tiene un gran peso. Tener padres excesivamente exigentes, poco expresivos que no han sabido dar refuerzo positivo, ni cariño, sufrir comparaciones con hermanos, tener profesores algo tiranos, burlas recibidas en el colegio por compañeros (por no ser hábil en un deporte, tener sobrepeso, llevar gafas o no pronunciar correctamente ciertas palabras), por ejemplo, todo ello te deriva a que tengas claro un objetivo cuando te vas haciendo adulto que no es otro que “cumplir las expectativas que los demás pueden tener sobre ti y tratar de lograr un respeto externo que crees que te va a ayudar a sentirte bien y ser feliz”; pero, en estos casos, la equivocación es tremenda ya que el único respeto que es imprescindible para tu felicidad es que Tú te respetes. Sin ese autorespeto, por mucho que logres objetivos materiales o simplemente aquello que nos impone la sociedad en la que vivimos para ser “personas de éxito”, jamás seremos felices.

Enrique, a lo largo de todos estos años, había logrado la admiración de la gente que lo rodeaba; a nivel laboral, personal, físico… pero él seguía sintiéndose aquel niño gordito, aquel adolescente que nunca cumplía las expectativas de su padre y nunca había escuchado de su boca expresiones del tipo “qué orgulloso estoy de ti”, ese joven desplazado e inseguro que se sentía invisible para la gente de su entorno…

Procesos de cambio

 

Mi trabajo con Enrique consistió en trabajar su autoestima, su autoconcepto, la seguridad en sí mismo, entrenarle para ser asertivo y ayudarle a cosas tan sencillas como es a improvisar, dejándose llevar sin pensar en el que dirán.

Esto no se logró en dos días; han sido meses de trabajo y esfuerzo. Los procesos de cambio así son. Te confieso que ver cómo, progresivamente su actitud cambiaba, me impactaba. A medida que lo iba recibiendo en mi consulta, notaba pequeños cambios, pero llega un día en el que abres la puerta para recibirlo y ves a un hombre erguido, seguro, que te mira a los ojos, te sonríe y te dice ¡HOLA! En ese momento, es cuando sabes que ambos vamos por el buen camino.

Si te ocurre algo similar, si de cara al exterior tu vida es perfecta; si todo el mundo te envidia sanamente pero tú sigues sintiéndote infeliz o no realizado con tu vida, te aseguro que hay un motivo, una explicación para ello. No te contentes, el cambio se puede producir.

Psicologa Life Coach Valencia Emma Trilles

3 Comments
  • Eloísa
    Posted at 21:12h, 25 octubre Responder

    como siempre Emma, desde que te encontré se que eres esa estrella que la vida encendió para darme la esperanza que necesito en mi camino; para ser consciente de que puedo salir…que lástima no estar en Valencia o que tu estés en Madrid… Un día voy a ir…únicamente a conocerte y a darte ese abrazo que tanta fuerza me transmitirá. No puedo explicar como me siento cuando te leo…Una vez más…GRACIAS!

    • Emma Trilles
      Posted at 16:06h, 24 febrero Responder

      Muchísimas gracias a ti Eloísa por tus palabras.

  • Francisco
    Posted at 18:28h, 16 septiembre Responder

    Como siempre tus analisis no pueden ser más certeros, me idéntico plenamente con esta historia. Aunque vivo en Zamora, espero que mi historia de amor con Valencia siga creciendo y prometo que te llamare y consultaré en mi próximo viaje. Gracias por estar ahí. Sino existieras, habría que inventarte.

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