12 Jul Mi reflexión de hoy, 12 de julio de 2013
En mi reflexión de hoy os quiero contar la historia de Claudia.
Conocí a Claudia en uno de los momentos más álgidos de su carrera profesional, rondaba los 40, era una ejecutiva de éxito de una consultora multinacional, destacada profesional, excelentes dotes comerciales, físico envidiable, gran liderazgo, …era aquella persona con quien todo el mundo quería estar; tenia un aura especial que la que la rodeaba. Ese tipo de mujer que te impacta y que no olvidas con facilidad.
Por circunstancias de la vida, nos reencontramos diez años después, pero Claudia ya no era Claudia; era otra persona. Hacía tres años que había perdido su trabajo; su vida familiar también se truncó y tuvo que sufrir una traumática separación, todas las personas que en algún momento buscaban su compañía, poco a poco dejaron de hacerlo; perdió el apoyo de los demás, dejó de cuidarse y preocuparse por su aspecto …Claudia estaba marchita.
En nuestro primer café, tras ese encuentro, me contó su historia y como había caído en un pozo sin fondo para ella. Mientras hablábamos yo no dejaba de imaginar y recordar a la Claudia de entonces, no me lo podía creer; esa mujer encantadora, profesional, vital que podía con todo y que, muchas veces después, he recordado por la fuerza que desprendía.
Después de ese primer café han venido otros muchos, además de muchas reuniones, Claudia ha tenido que asumir y aceptar que la vida es como una montaña rusa, que hoy estás en lo más alto y mañana puedes estar en lo más bajo; pero ¿quién te dice que pasado mañana no vuelvas a subir?. Ha aprendido a adaptarse, a cambiar su actitud, a quererse con su gran belleza, la de una mujer de 50 años, ha rehecho su vida; es feliz con su nueva pareja y, tras varios meses intentándolo, tiene a la vista proyectos profesionales interesantes. Claudia está empezando a subir de nuevo y a gran velocidad por la montaña rusa de su vida.
Tomemos como ejemplo el caso de Claudia; asumamos que la vida es cíclica; si hoy estamos muy bien disfrutémoslo al máximo sin perder de vista que mañana podemos no estarlo. Cuando estemos en lo más bajo no tiremos la toalla, no olvidemos que todo pasa y cicatriza. Lo fundamental es querernos y confiar en nosotros, en nuestro recursos, mirar hacia delante y no dejar de luchar, de intentarlo.
Claudia me impactó cuando yo contaba con 30 años y es para mí un modelo a seguir diez años después.
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