17 Abr Mi reflexión de hoy, 17 de abril de 2014
Diariamente escucho a personas que me dicen que en su vida no hay nada que merezca la pena, que no tienen suerte, que son desgraciadas porque no logran aquello que les gustaría alcanzar,…. Sin duda estas opiniones, sensaciones, son subjetivas y no siempre reales. De hecho, todos podríamos llegar a tener estos pensamientos pesimistas, pero la realidad es que no todos los tenemos, ¿a que se debe?, ¿por qué personas con circunstancias similares pueden tener percepciones totalmente opuestas de su vida?.
La diferencia, desde mi punto de vista, está en el valor que otorgamos a las cosas, intrínsecas y extrínsecas a nuestra persona. Por desgracia, la mayoría de personas valoramos las cosas en el preciso instante en el que las perdemos. Pasamos en ocasiones años anhelando el poseer “algo”, luchamos para lograrlo pero al poco tiempo de obtenerlo disminuye nuestro interés hacia ello, y sólo si lo perdemos es cuando nos damos cuenta, de nuevo, del valor que tenía. Lo peor es que no sólo ocurre con cosas materiales, nos puede ocurrir con cosas mucho más importantes como puede ser la salud, la perdida de una persona querida, una separación,…
Quizás tenga que ver con el entorno, la educación, la sociedad…, quizás porque muchas veces hemos podido obtener las cosas con mucha facilidad, quizás tenga que ver con la costumbre, quizás tenga que ver con nuestra esencia, ..…
La realidad es que las personas que han tenido una vida difícil, que menos cosas han tenido, que más han sufrido, que peor lo han pasado,… son las más auténticas, aquellas que más valoran las pequeñas cosas, que trasmiten una sensibilidad especial, que se emocionan y te emocionan, que hablan con la mirada; son aquellas que saben trasmitirte lo que es la felicidad. Ellas saben disfrutar de una tarde tranquila, jamás pensarán que se aburren, saben el valor de disfrutar del hogar, porque saben lo que estar en un hospital, saben lo importante que es disfrutar de la compañía de otros, porque se han sentido solos, saben disfrutar del silencio, porque han sufrido gritos, valoran las sonrisas, porque durante mucho tiempo nadie se las ha brindado, disfrutan de una caricia, porque en más de una ocasión la han echado de menos,…
La diferencia entre esas personas especiales es, sin duda, como se toman la vida, como viven cada momento como si fuera el último, como tratan a cada persona como si fuera única,….
El secreto consiste en que aprender a entender la vida como un regalo, a valorar todo cuanto posees, a otorgar importancia a los momentos.
“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada” Elisabeth Kubler-Ros
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