Mi Reflexión de hoy, 17 de octubre de 2013

Y,…qué te trasmito yo??

Muchos de nosotros tenemos asumida una creencia errónea, pensamos que cuanto más nos preocupemos por los demás, ellos mejor estarán. Pero esto

iStock_000002156664XSmalles cierto sólo a medias.

En ocasiones, damos por hecho que lo mejor que podemos hacer, es hacer que los demás se sientan bien, a cualquier precio; y nos desvivimos por ellos. Quizás porque tenemos una elevada vocación de servicio o una gran preocupación hacia los demás o quizás porque es una forma de sentirnos mejor.

No nos damos cuenta que el exceso de agrado hacia los demás, hace, muchas veces, que no podamos dar abasto; y no, no es una exageración lo que digo, algunos/as lo sabéis bien. Priorizamos a nuestros hijos, nuestra pareja, nuestra familia, nuestros amigos, incluso, en extremos, nuestros compañeros, nuestros vecinos,.. pero… y nosotros??

Si nos paramos a observarnos o a observar a personas que tienen este patrón de comportamiento; veremos como suelen están agobiadas, estresadas, con la cara desencajada y siempre preocupadas; el motivo es fácil, imposible dar abasto; demasiadas preocupaciones adoptadas.

¿Has pensado alguna vez que las personas que te quieren estarían mucho más felices si te vieran bien, relajado/a, alegre, sereno/a,  que si te ven mal por estar excesivamente preocupado/a o pendiente de ellas o de la problemática de otras personas?

Cuando estamos bien, trasmitimos muchos beneficios a los demás de un modo involuntario; nuestra serenidad se contagia  a la gente de nuestro alrededor y el tiempo que compartimos con ellos es de muchísima más calidad, mucho más intenso. Muchas veces podemos ayudar más tranquilizando, escuchando, compartiendo un silencio o regalando una sonrisa, que con un “posible planteamiento idílico a la solución de su grave problema”; que al final, no dejará de ser un planteamiento idílico.

Mi consejo de hoy; mi particular modo de verlo:

  1. Conócete bien, no dejes que los demás te digan como eres, no te dejes influenciar. Averígualo tú, descúbrete. Ponte a prueba.
  2. Sé fiel a tus creencias (no tienen porque coincidir con las del resto e incluso es posible que con los años vayan cambiando). Tú conoces tus vivencias, tus desengaños, tus logros, tus emociones…. sólo tú debes establecer tus normas.
  3. Mímate, date caprichos emocionales.
  4. Cuídate, lleva una vida sana.
  5. Ten secretos.
  6. Quiérete y sonríe.  Estamos educados de modo que cuando alcanzamos determinada edad parece que tenemos prohibido hacer ciertas locuras. Haz pequeñas travesuras y ríete de ellas (piensa ahora mismo en la última que hiciste, seguro que te sale una sonrisa; mmmmm a mi sí 🙂 ).

Te aseguro que si te esfuerzas por pensar algo más en ti, y buscas tus “balones de oxígeno” (cómo diría un buen amigo) a la vez que te sentirás mejor, trasmitirás mucho más bienestar a las personas de tu alrededor; a las personas que quieres, a las personas que te quieren; y sin duda, estarás ayudándolas más de lo que crees. Piénsalo,…….

 

2 Comments
  • pablo
    Posted at 11:51h, 17 octubre Responder

    Cada vez me voy conociendo más, voy poco a poco, pero me estoy llevando gratas sorpresas. Siempre sonrío y escucho a los demás. El tema de dejarme llevar y hacer alguna “travesura” está un poco peor… pero lo tengo en cuenta. Gracias.

    • Emma Trilles
      Posted at 11:55h, 17 octubre Responder

      Todo cambio supone un proceso. No dejes de intentarlo Pablo. Lo importante es que consigas complicidad contigo mismo.

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