10 Jun ¿Sabes actuar ante una toma de decisiones?
La toma de decisiones para sentir que llevamos las riendas de nuestra vida
Constantemente estamos tomando decisiones de un modo consciente o inconsciente; muchas de ellas se toman automáticamente, sin darnos apenas cuenta, siendo esto un claro mecanismo de defensa de nuestro cerebro para no volvernos locos. En cambio, otras merecen de una especial atención, un análisis más exhaustivo por la repercusión que puedan llegar a tener en nuestra vida.
Nunca se nos ha formado para aprender a tomar decisiones; hemos aprendido por “ensayo-error”; por la experiencia previa, por nuestras vivencias anteriores. De ahí que nuestras decisiones no siempre sean acertadas, no se traten con la importancia que deberían, ni se tomen en el momento adecuado; cuantas veces hemos optado por … “ya lo decidiré mañana” y ese momento se ha ido postponiendo.
Me gustaría recalcar que la toma de decisiones es uno de los procesos más complejos para el ser humano, y por ello, deberíamos darle la importancia que tiene.
¿Por qué nos cuesta decidir?
Existen varias explicaciones a ello; el miedo al fracaso es un pensamiento limitante bastante frecuente, por otra parte, la falta de seguridad en uno mismo nos hace no considerarnos buenos decisores. Los estilos educativos, tanto dictatoriales como protectores impiden que los niños aprendan a tomar decisiones, por lo que llegan a la edad adulta sin saber cómo hacerlo. Otro freno a la hora de tomar decisiones es el no saber ver entre varias alternativas, lo que desemboca siempre en centrarse en dos opciones, que puede que no siempre convengan.
Por otra parte, algunas personas rechazan el tomar decisiones por negarse a aceptar la desazón y analizar el problema que supone dicha tarea; es decir, poseen un estilo evitativo del malestar.
Como última razón, no podía dejar de nombrar un término que últimamente se está poniendo muy de moda y que es la procrastinación, es decir, aplazar sistemáticamente aquellas tareas que debemos hacer, que son importantes y reemplazarlas por otras más irrelevantes pero más placenteras.
El hecho de tomar una decisión es uno de los procesos que más nos liberan, que nos otorgan mayor paz interior y sin duda, nos hacen crecer. No hay nada peor que el sufrimiento de un conflicto abierto, una duda que nos atormenta o un dilema sin resolver.
Quizás la toma de decisiones sea tan sumamente compleja, en muchas ocasiones, por todos aquellos factores que intervienen: el conocimiento que tenemos del tema, la razón versus la emoción, factores individuales y grupales, riesgo e incertidumbre, capacidad creativa, presión temporal … son un compendio de ingredientes difíciles de combinar.
Además, va a depender del tipo de persona que seamos; hay muchos tipos de decisores. En función de nuestras personalidad, nos encuadraremos en una u otra categoría; incluso podemos llegar a la conclusión de que tenemos un perfil mixto: Impetuosos, gregarios, intuitivos, indecisos o racionales podría ser una de las clasificaciones generales.
Seas el tipo de decisor que seas, deberías tener presente que existen una serie de pasos que no deberías saltarte en el proceso de toma de decisiones importantes:
- Identificación del problema.
- Análisis del mismo.
- Generación de posibles soluciones.
- Toma de decisión y plan de acción.
- Implementación.
- Evaluación de los resultados.
Existen numerosas técnicas que nos van a ayudar en cada fase de este proceso decisorio, dándonos las pautas para focalizarnos en aquellos aspectos de mayor relevancia.
De esto y de muchas cosas más tuve la posibilidad de tratar el pasado 4 de junio en el Taller de “Toma de decisiones” que organizó el Colegio de Economistas de Valencia para sus colegiados dentro de su programa formativo. Cómo siempre, una experiencia muy enriquecedora, gracias a la acogida de los miembros del Colegio y al interés y la participación de todos los asistentes.
Tomar decisiones ayuda al crecimiento personal y profesional y nos permite tomar las riendas de nuestra vida, dirigiéndola hacia donde nosotros queremos ir, fijando metas adecuadas, definiendo pasos firmes de acercarnos a ellas y alcanzando los objetivos vitales que nos planteemos ¿Quizás la felicidad dependa de ello?.
Una vez leí “Toma decisiones con la cabeza fría y el corazón caliente” y la mayoría, lamentablemente, solo usamos una de las dos alternativas. Soy de las que pienso y creo que primero hay que utilizar la cabeza y, si la respuesta es “quizás”, entonces debe usarse el corazón.
Detente un momento y piensa, ¿Estoy posponiendo decisiones importantes en mi vida?
Si la respuesta es sí, recuerda sólo una cosa; ESTÁS POSPONIENDO TU VIDA; TU FELICIDAD.
Oscar Andres Almeida Valladares
Posted at 02:01h, 12 junioGracias Emma Trilles muy buen blog.!!
Emma Trilles
Posted at 14:08h, 12 junioMuchas gracias Oscar !
Oscar Andres Almeida Valladares
Posted at 19:07h, 13 junioPor nada Emma buena semana.!!