01 Dic Yo también fui emprendedora
Hoy me gustaría contaros algo sobre mí, sobre mi experiencia profesional y cómo en un momento concreto de mi vida tuve que tomar una decisión profesional importante; cuales fueron mis emociones, mis miedos, mis sueños, mis agobios, mis alegrías…
Tras finalizar la carrera de Psicología me seleccionaron en una consultora para hacer prácticas. Fue en esta empresa durante 15 años, donde me desarrollé a nivel profesional, principalmente en el departamento de RR.HH.
Por motivos personales, en 2012 tomé la decisión de dejar esta organización. Una costosa decisión por muchos motivos y, aunque parezca mentira, el más grande fue el apego emocional que tenía con todas las personas que allí trabajaban.
Varios meses sin obligaciones profesionales, aunque con alguna personal, no hacían más que decirme a mí misma que debía iniciar un nuevo proyecto laboral. La opción de buscar por cuenta ajena no la podía contemplar por necesitar flexibilidad horaria así que empecé a pensar en qué hacer con mi vida profesional. Lo más fácil hubiera sido enfocarme a la selección de personal de lleno pues era donde estaba mayormente mi experiencia y por lo que se me conocía en Valencia. Pero en el momento de tomar la decisión pudo mucho más mi vocación; ayudar a las personas a que mejoren su calidad de vida y obtengan el desarrollo personal/profesional que buscan.
¿Problemas? unos cuantos. Tenía 39 años, nadie me conocía ni tenía referencias mías en estas lides. Sabía que no iba a ser fácil. Además, aún teniendo todo el apoyo de las personas que bien me conocen, también había gente que me miraba con cara de “no sabes donde te vas a meter”, “te vas a equivocar”… pero a pesar de ello, algo dentro de mí me decía que merecía la pena intentarlo.
Por supuesto, esta decisión me supuso varios meses de reciclaje y estudio, tras los cuales comencé mi nuevo proyecto con sólo una web y desde casa. Eso sí, con muchísimas ganas.
El arranque no fue rápido, la verdad, ni alentador pero no desistí. La primera persona que me llamó por teléfono pidiéndome ayuda profesional tardó tres meses en llegar. Tres meses en los que por mi cabeza pasaron multitud de pensamientos y emociones. El más frecuente, a pesar de mi esperanza en conseguir mi objetivo laboral, era “¿estaré haciendo lo correcto?”, “¿durante cuánto tiempo más lo sigo intentando?”. Aún recuerdo esa llamada; donde me encontraba, el día de la semana que era, lo nerviosa que me puse… confieso que me volví literalmente loca de alegría cuando colgué el teléfono. Llegó el primero, el segundo, el tercero,… un despacho, más clientes, un despacho más grande, y poco a poco el sueño se convirtió en realidad.
Actualmente y desde hace tres años, ejerzo como psicóloga, life coach, formadora y realizo procesos de selección; además de gestionar dos proyectos preciosos: Crezco Feliz y Como ser una mujer feliz.
Aquellos que leéis mis post, sabéis que siempre defiendo que la vida nos sorprende y que hay que mirarla con ojos de enamorado. Estos tres últimos años ha habido mucha magia en mi vida. He conocido a personas admirables, he trabajado en proyectos muy gratificantes, he sido muy consciente de mi evolución personal y profesional y hasta, a modo de anécdota os cuento que, hace unos meses, me llamaron para participar en un proceso de selección como psicóloga para un importantísimo programa de televisión de una de las grandes cadenas privadas nacionales.
Por este motivo, cuando alguien tiene una motivación profesional clara, debe intentarlo, porque cuando haces lo que te gusta, hay muchísimas probabilidades de que salga bien.
Seguramente no será fácil ni rápido; te inundarán los miedos, tendrás que escuchar palabras de desanimo de algunas o muchas personas, deberás dedicar interminables jornadas (noches y fines de semana inclusive), tendrás que prepararte para ello, invertir mucho tiempo y esfuerzo, pero cuando empiezas a ver resultados… eso que se siente yo no te lo voy expresar con palabras. No porque no pueda sino porque me encantaría que lo sintieras tú en primera persona.
En estos momentos, confieso que me siento realizada y feliz con mi trabajo, con muchas ganas de seguir evolucionando y hacer crecer a las personas que confían en mí. Estoy muy satisfecha del paso que di en su momento y, aunque pueda parecer que actualmente ya tengo cubiertas mis expectativas, he de confesarte que en mi cabeza siguen apareciendo nuevas ideas y nuevos proyectos que me ilusionan y quién sabe si algún día se hagan realidad y aquí os lo esté contando.
Te invito a que si estás planteándote emprender hacia uno de tus sueños, creas en ti, apuestes por él, lo vivas, lo sufras y lo disfrutes.
¿Te apetece contarme tu experiencia como emprendedor? Creo que si damos luz a nuestras experiencias, seguro que entre todos, en lugar de restar ánimos, sumaremos e invitaremos a que muchos más den el paso.
Pingback:Su gratitud, mi recompensa | Emma Trilles
Posted at 11:47h, 23 diciembre[…] que me demuestran habitualmente las personas con las que trabajo. En ocasiones, cuando me preguntan a que me dedico, sinceramente no me es fácil explicarlo con exactitud. Recuerdo que hablando un día con un amigo […]